Lizandro A. Proaño

(Biografía)


La minería peruana debe, sin duda, el descubrimiento de sus principales yacimientos a los mineros nacionales, quienes, merced a su empuje y espíritu emprendedor, afrontando riesgos y sacrificios, descubrieron y trabajaron las minas peruanas, desde la prehistoria y en el incario, ofrendando su esfuerzo y su sangre durante la Colonia; y forjando, en la República, las fuentes esenciales de nuestra economía. Entre esos audaces mineros, ha ocupado un lugar destacado, en nuestro tiempo, don Lizandro Antonio Proaño Soto, nacido en Cerro de Pasco el 10 de mayo de 1866, hijo de don Ricardo Proaño y de dona Petronila Soto, siendo sus abuelos don Miguel Proaño y dona Maria del Pilar Quintana, estrechamente vinculados a la actividad minera.

De ahí que, conforme se señala en una nota biográfica publicada, "el contexto geográfico y la actividad de sus ancestros determinarían esa vocación a que aludimos y que en su lecho de enfermo, cercano ya a su deceso, lo llevó a declarar la unica profesion de su vida: minero"

Desde que se inició en la actividad minera fue uno de los principales combatientes en la lucha por preservar la explotación minera en manos de peruanos, a través de sus operaciones en Morococha y en el distrito Viso-Aruri, así como en denodadas batallas judiciales, para hacer frente a las acciones de penetración del capital extranjero que aparece a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, determinando un acelerado proceso de desnacionalización de la minería en el Perú, contra el cuál no cesó nunca de lidiar.

Según da cuenta el "Diccionario Biográfico de Peruanos Contemporáneos", publicado por Juan Pedro Paz Soldán y Valle Riestra en 1917, Lizandro Proaño estudio en el Colegio Ortecho de Tarma y en el Colegio San José, consagrándose desde muy joven a trabajos mineros, llegando a adquirir por experiencia "tantos conocimientos en esta materia como el mejor ingeniero de minas".

En el año 1894 descubrió con su cuñado Octavio Valentine, mineral de alta ley de cobre en Morococha, llegando a desarrollar una negociación de mediana minería en esa zona.

Es oportuno señalar que en los dos últimos decenios del siglo pasado era muy limitado el número de empresarios que trabajaban minas independientes en escala significativa, entre ellos Fernandini Proaño, Arias, Mujica, Marcionelli, pero dependiendo para el procesamiento del mineral de la Fundición de La Oroya, de capital extranjero.

Es, pues, a partir de los descubrimientos de Proaño en Morococha, en 1894, que se inicia la exploración y explotación de esa zona, que ha sido uno de los pilares de minería nacional y uno de los distritos mineros más importantes del mundo. Refiriéndose a Proaño, Paz Soldán, en su diccionario destaca "que descubrió y explotó las primeras y principales minas de cobre de rico mineral de Morococha", encontrándose entre esas "la mayor parte de la famosa mina Ombla" y otras comprendidas en la Negociación Alapainpa.

Paz Soldan agrega que Proaño es propietario"de la mayor parte de la Sociedad Minera Austria Duvaz, cuyo socavón profundo es la verdadera llave del asiento minero de Morococha  y el indicado  para realizar el  desagüe de esa  valiosa  zona minera, pasando a 528  metros bajo el  nivel de la  superficie y bajo los cerros mineralizados San

Francisco y Santa Cruz".

Proaño era también propietario de minas de carbón lasfaltital en el asiento minero de Huari, Yauli. Es indudable que en su pensamiento se va configurando el objetivo de establecer un centro metalúrgico propio, meta que se materializa en la Fundición de Tamboraque.

Entre los años 1900 y 1910, un representante de Jones B. Haggen, millonario norteamericano, perfeccionó contratos de compra por aproximadamente medio millón de libras esterlinas, adquiriendo el 80% de la zona mineralizada de Cerro de Pasco, así como también un importante número de concesiones en Morococha, con una inversión cercana a las cuatrocientos mil libras esterlinas, sentándose las bases de lo que después sería la Cerro de Pasco Corporation.

La resistencia a la desnacionalización opuesta por Proaño, lo llevó a enfrentarse directamente con la Cerro de Pasco Corporation en un conflicto por la posesión de las acciones de la Compañía Minera Industrial Yauli y la Compañía Minera Copaicocha, en la que era socio con Valentine Stuart, Tealdo y Pehooz, los cuales vendieron sus acciones dejando a Proaño en posición minorista y fuera de la administración, por lo cuál se vio obligado a vender.

Despues de las citadas operaciones de penetración, solo quedaron como mineros peruanos en esa zona, Eulogio Fernandini en Cerro de Pasco y Lizandro Proaño en Morococha, con concesiones a su nombre y a los de las sociedades mineras Austria Duvaz, Alapampa y La Mar.

EI recio espíritu de Proaño se pone de manifiesto en esa oportunidad. EI producto de la venta de acciones que hubo de hacer al verse abandonado por sus socios, lo aplica a desarrollar vigorosamente el distrito minero Viso-Aruri y a instalar una Planta de Fundición de Minerales en Tamboraque.

EI escritor Thorp E. Bertram, en su obra "Entry of the Cerro de Pasco Mining Co. to Peru", editada en Oxford en 1974, reconoce que Proano "fue el único propietario minero que activamente se opuso a la expansión del control extranjero".

Entre 1912 y 1918 mantiene un prolongado litigio legal con la Cerro de Pasco que finaliza con el reconocimiento de los derechos sostenidos por Proaño, respecto de la mayoría de acciones de la Sociedad Minera Alapampa.

Su temple de visionario e infatigable luchador se pone de relieve en todo momento. Desde 1906 funcionaba su establecimiento metalúrgico de Tamboraque, que contaba con hidroeléctrica, fundición, campamentos e instalaciones conexas, como centro de un vasto complejo de concesiones mineras en activa producción, lo agreste de la topografía de la región lo lleva a concebir un proyecto para la construcción de un cablecarril de 17 kilómetros, cuya primera etapa entre Coricancha y Tamboraque significó considerable economía de tiempo y costo en el transporte del mineral entre el yacimiento y la planta.

EI pensamiento de Lizandro Proaño se expresa en una declaración que formulara años antes de su fallecimiento: "Ante la contemplación que una vez más se nos ofrece de los tesoros que encierra el suelo de la patria, hay motivo para que los hombres que solo cifran la felicidad nacional en las fecundas tareas del trabajo y de la Paz, se sientan llenos de complacencia por el brillante porvenir que le está reservado al Perú, con la explotación de sus riquezas naturales, si para ello los poderes del Estado acuden con las medidas de aliento y protección que la industria minera nacional viene reclamando".

Su admirable trayectoria en el ámbito minero, se complementa con el relieve alcanzado en su actividad cívica, que fue muy variada e intensa, cumpliendola con la misma dedicación tanto en funciones de carácter comunal como nacional y político. Durante más de seis años fue alcalde del distrito de Ancón, sacrificándose su desempeño por los grandes esfuerzos que hizo para dotar al balneario de alumbrado eléctrico y desagüe, contribuyendo a su embellecimiento con la construcción del malecón principal y la urbanización de los terrenos de Playa Hermosa, prolongando sus empeños de impulso distrital con iniciativas que presentó en la Cámara de Diputados, que integra más adelante como representante por la provincia de Yauli.

En 1914 integra el cuerpo de regidores del Concejo Provincial de Lima.

Su presencia en la vida pública del país lo mantuvo también permanentemente vinculado a la minería. Participó en diversos certámenes de la especialidad, destacando en particular su brillante intervención en el Congreso de Minería celebrado en Lima el año 1917.

Trabajó indesmayablemente en un proyecto para organizar el Banco Minero, que más tarde el gobierno hizo realidad, y otros para el establecimiento de refinerías minerales de cobre, plomo y zinc, anticipándose así a programas que son hoy una realidad.

Contrajo matrimonio con la distinguida dama doña Enriqueta Valentini. dejando cuatro hijos a su fallecimiento, el 24 de junio de 1945.

Sus descendientes han conservado sus propiedades mineras y las han desarrollado y continúan, trabajándolas con buen éxito .

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